
Arde dentro, como el imperio de Hades;mutila los campos del alma con lascivos sables de indiferencia. No se puede huir de sus rios de hiel, de sus oceanos que bañan las playas ahora desiertas. ¡ Maldita sea la víbora a la que doy cobijo! ¡ Maldito yo, su engendrador! .
¿ Dónde te hayas lluvia consoladora? ... ¿ Existe para mí el futuro amanecer? .
Tintes rojos cubren el alma,el alba ,la sedan por instantes; por segundos en madrugada.
Ya no respiro. Quiero aferrarme a latidos de muerte; muerte que no deseo,muerte que toca a la puerta desde dentro; que quema las rosas de un pasado no vivido.
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